Enfrentar una adicción dentro del entorno familiar no es sencillo. Una de las situaciones más difíciles que viven muchas personas es cuando un ser querido necesita ayuda urgente, pero no quiere internarse o simplemente niega que tiene un problema.
Esta resistencia es más común de lo que parece, y tiene solución si se aborda con información, acompañamiento profesional y una estrategia adecuada.
¿Por qué una persona con adicción se niega a recibir tratamiento?
Negarse a recibir ayuda o a internarse en una clínica de rehabilitación puede tener múltiples causas:
- Negación del problema: muchas personas no se perciben a sí mismas como adictas.
- Miedo al juicio o la vergüenza: sienten culpa, temor a decepcionar o ser señalados.
- Desconfianza: creen que el tratamiento no funcionará o que perderán el control de su vida.
- Apego al consumo: aunque parezca contradictorio, muchas personas encuentran en la sustancia una forma de “alivio” o evasión.
Es importante entender que la adicción no es una falta de voluntad, sino una enfermedad compleja que afecta el cerebro, las emociones y el comportamiento. Y como toda enfermedad, necesita tratamiento, aunque el paciente no siempre esté consciente de ello.
¿Es posible obligar a alguien a internarse?
Esta es una pregunta delicada y depende de varios factores. En términos legales, sí es posible, pero solo en ciertos casos.
Internamiento voluntario: la persona acepta ingresar al tratamiento por decisión propia. Es la forma más recomendada y con mayor tasa de éxito, ya que parte de una disposición interna al cambio.
Internamiento involuntario: se lleva a cabo cuando existe un riesgo grave para la vida del paciente o de otras personas, y hay una negativa rotunda a recibir ayuda.
En México, el internamiento involuntario puede realizarse bajo ciertos lineamientos legales, siempre que esté justificado médicamente y se respeten los derechos humanos. Se recomienda hacerlo con asesoría jurídica y profesional, no por impulso.
¿Qué puedo hacer si mi familiar no quiere ayuda?
Antes de considerar medidas extremas, existen pasos que se pueden seguir:
1. Acudir a orientación profesional
Pedir ayuda a un especialista en adicciones es el primer paso. Muchos centros ofrecen valoraciones gratuitas o sesiones de orientación familiar para resolver dudas, explicar el proceso y diseñar una estrategia personalizada.
2. Informarse sobre la enfermedad
Saber cómo funciona la adicción ayuda a dejar de verla como un simple “vicio” o “debilidad”. Entenderla como un trastorno permite actuar con más empatía y firmeza a la vez.
3. No encubrir el problema
Muchas veces, por amor o miedo, los familiares protegen al paciente de las consecuencias de su consumo: lo excusan, lo mantienen económicamente o minimizan el daño. Aunque parezca contradictorio, esto refuerza la adicción. Es importante poner límites claros y dejar de facilitar el comportamiento destructivo.
4. Considerar una intervención familiar
Una intervención es un encuentro planificado donde la familia, con apoyo profesional, expresa su preocupación al paciente de forma estructurada y sin violencia. Se expone el daño causado, se propone una solución (el tratamiento) y se establecen consecuencias si no hay acción. Esta estrategia puede ser muy efectiva si se hace bien, pero requiere preparación y guía profesional.
¿Qué hacer si el riesgo es alto?
En casos donde la persona:
- Ha tenido intentos de suicidio
- Representa un peligro para sí mismo o para otros
- Ha perdido completamente el juicio por consumo
Es necesario actuar de inmediato. En estas situaciones es posible solicitar una valoración psiquiátrica urgente y, si el especialista lo recomienda, gestionar un internamiento involuntario.
Este proceso debe realizarse con respeto, documentación médica y, preferiblemente, con el respaldo de una institución profesional y legalmente constituida.
¿Es efectivo el internamiento involuntario?
Aunque lo ideal es que el paciente entre voluntariamente, muchos casos de éxito han comenzado con internamientos involuntarios, siempre y cuando:
- Se garantice un entorno terapéutico respetuoso y profesional
- Se promueva la conciencia del problema una vez dentro
- Se trabaje en la motivación y el vínculo terapéutico
Es común que, al pasar los primeros días, el paciente cambie su perspectiva y comience a comprometerse con el proceso de recuperación.
¿Qué NO hacer?
- No recurrir a la violencia o amenazas
- No hacer promesas vacías ni castigos desproporcionados
- No actuar desde la desesperación sin guía profesional
- No llevar al paciente a lugares sin licencia o donde se violen sus derechos
Si un familiar se niega a internarse, no todo está perdido. Con información, acompañamiento adecuado y acciones firmes pero empáticas, es posible encaminarlo hacia el tratamiento que necesita.
Actuar a tiempo puede salvar una vida. Hay alternativas que funcionan y profesionales preparados para guiar a las familias en estos momentos.
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